La mayor parte de mi infancia estuve enojada con mi papá, porque no lo tenía presente de manera física.  Creo que me sentía bien porque era normal para mí el ver que mis padres estaban separados.  

Sin embargo, al pasar los años me había convertido en una mujer adicta al trabajo y en esforzarme en ser la mejor en todo desde mi exterior, con el objetivo de llenar o mejor para evadir el dolor que estaba en mi cuerpo y en mi niña interior.  Al llegar a mi adultez me había dado cuenta que no solo estaba molesta con él, sino que me avergonzaba y me convertí en una persona que lo criticaba, juzgaba de maneras inapropiadas y muchas veces desubicada de mi lugar como hija.

Cuando inicié con mi proceso de transformación personal y tomé consciencia de la importancia de mejorar mi relación con papá, fortalecer mi vínculo con él y en especial ubicar mi lugar como hija, mi vida dió un giro de 180 grados.  

Gracias a la toma del padre en constelaciones familiares me ayudó a ubicarme y darle su lugar como el grande en mi vida, identifiqué que tenía memorias de dolor guardadas en mi cuerpo los cuales me había llevado a exigirme demasiado en mi vida, a ser una mujer perfeccionista en todo lo que hacía y estar frustrada porque nada me salía como yo lo deseaba.  Con el programa de Liberación de Memoria Celular – CMR identifiqué cuál era el dolor profundo que tenía guardado en mi cuerpo y que no podía respirar (sufría de rinitis) y cada vez que avanzaba muchas situaciones empezaron a mejorar como: La relación con mi papá, la relación con los hombres, la relación con el dinero y el trabajo y el impulso infinito de salir adelante para estar al servicio de la vida.

Lo que me he llevado de todo este proceso es el reconocimiento a mis padres:

Papá quiero darte las gracias por todas las enseñanzas que me has dado.

Gracias porque tú también le dijiste SÍ a mi vida, para aprender y cumplir con el propósito de mi vida.

Gracias por todo lo valioso que ha sido cada momento que hemos compartido y que en cada proceso en el que he trabajado en mi SER, al fin logré comprender que yo soy la chiquita y tú el grande y con esa grandeza y ese amor infinito que nos vincula como papá e hija, quiero agradecerte por toda tu vida y la fuerza infinita que me acompaña.  Gracias papi por todo.

Comprendiendo que tu papá y mi mamá son los grandes y yo la chiquita, ocupo mi lugar y este vínculo infinito lo comprendo, lo tomo con mucho amor, gratitud e inspiración.

Solo me queda decir GRACIAS a los dos por permitirme elegirlos como mis padres perfectos.

Los amo profundamente ❤️

Tu has pensado, cómo está tu relación y vínculo con tu papá o tu mamá.